Rafael Borrego_BAJA

RAFAEL BORREGO

Estepa (Sevilla), 1984

Aunque pareciera distraído, desde muy pequeño fui muy observador. Me crié en una casa de autogestión andaluza cerca de la naturaleza, lo que me daba opción a infinidad de aventuras. Creo que desde esa infancia y sin saber qué era una cámara, ni la fotografía, ya tenía una forma de mirar singular y propia.

Me llamo Rafael Borrego, nací en un pueblo de la sierra sur de Sevilla en el año 84. La fotografía me apasiona y a veces, realizo trabajos profesionales de fotografía, además de realizar otra profesión.

Mi padre, emigrante andaluz que viajó hasta Alemania en los años 70, trajo una cámara automática de película, de la que aún hoy desconozco el modelo y que ya estaba rota cuando yo nací. Así que no tengo casi fotografías de mi infancia.

Según me contaron, no funcionaba la palanca de arrastre y la tapa de atrás no cerraba bien, pero con esta cámara jugué horas y horas mirando a través de su visor. Me gustaba descubrir cómo, lo que aparentemente no me llamaba la atención, a través del visor cobraba una nueva forma y realidad.

 Me quedé sin recuerdos de mi niñez, pero conseguí el mejor de los juguetes.

EXPOSICIÓN
¿DÓNDE ESTÁ LA GLORIA?

VILLANUEVA DE LA SERENA (Festival Fotografía Analógica Ricardo Martín)

Lugar: Centro Museístico Charo Acero. C/ Carrera 13. Villanueva de la Serena
Fecha: Del 4 al 26 de octubre
Inauguración: 4 octubre a las 20:00 h

BADAJOZ

Lugar: Edificio VS22. C/ Virgen de la Soledad, 22. Badajoz
Fecha: del 9 al 29 de noviembre
Inauguración: 9 de noviembre a las 13:00 h

Mi padre es diagnosticado de Alzheimer, demencia, cuerpos de Lewy y parkinsonismo. Un capítulo arrollador para la familia.

La fotografía de nuevo me ofrece una puerta para salir, una ventana donde asomarme y entender la realidad, quizás desde un punto de vista más amable conmigo mismo y de autoconocimiento.

Esta propuesta parte de una necesidad y nace de un lugar propio.

Son aprendizaje y son válvula de escape. En ellas hay tristeza, impotencia, rabia, pero también sonrisas, alegrías y mucho, mucho amor de ese que surge cuando crees que todo está roto.

También me sirve para poner en valor el poder de la fotografía y la narrativa entre ellas. Para ello he usado una cámara que divide el formato de 35 mm clásico en dos fotografías verticales, entre las que se crean dípticos apoyados en las emociones y el azar entre foto y foto donde siempre surge un diálogo de vuelta.

De una fotografía a otra han podido pasar meses, semanas, horas y minutos en sitios y encuentros diferentes, mientras cuido de mi padre o a solas.

Son fotografías viscerales, cada emoción, un disparo.