Barcelona, 1973. Fotográfa
Cuando empecé en la fotografía lo hice buscando un refugio donde poder combatir algunos de los fantasmas que habitaban en mí. Poco a poco ese refugio se fue convirtiendo en mi casa, el lugar donde mejor me encuentro. La fotografía a día de hoy se ha convertido en mi vida, es el lugar donde acudo para poder reflexionar sobre la vida, lo que me rodea y alzar mi voz.
Para mí la fotografía es casi un acto de exorcismo, salir a la calle y purgar mis miserias con las miserias de la vida, fotografiar compacto impulsivo, irrefrenable, dejándome llevar como si de un trance se tratase, mezclándome en los sonidos, olores, imágenes y dolores de la calle.
A través de mi objetivo inmortalizo con frecuencia a personas sin hogar o con enfermedades mentales, así como colectivos en riesgo de exclusión social, sin duda, siento una cercanía personal con las personas que fotografío.